Del papel a la realidad: así se construyeron los puentes que aparecen en los billetes del Euro
En los billetes del Euro se pueden apreciar ilustraciones de diversos tipos de puentes, los cuales fueron producto de la creatividad de un diseñador. Hasta hace poco, dichos puentes sólo formaban parte del imaginario social, pues en realidad no existían. Pero, hace unos años, un artista se dio a la tarea de construir estos puentes en una ciudad holandesa. ¿Quieres saber más? Aquí te contamos todo.
Comúnmente, los billetes y monedas de un país van acompañados de símbolos nacionales como monumentos emblemáticos o personajes clave en su historia. Pero en el caso de los euros no fue así, ya que era imposible incluir en el diseño de los siete billetes que circularían dentro de la Eurozona, conformada por doce estados en ese entonces (ahora son 27 países miembro).
El diseño de los billetes
En un inicio, la Unión Europea tenía planeado agregar ilustraciones de algunos monumentos emblemáticos a los billetes que circularías entre los estados que conformaban la zona euro. Sin embargo, tenían un problema: era imposible ilustrar los billetes con monumentos arquitectónicos de cada uno de los 12 países miembros de la Unión Europea por aquel entonces, cuando solo habría siete billetes en circulación.
El gobierno temía que algún país miembro se pudiera sentir ofendido o excluido. Por ello, el Instituto Monetario Europeo decidió agregar ilustraciones de puentes en los billetes, representando diferentes estilos y edades de Europa.
¿Qué significado tienen los puentes?
El gobierno de la Unión Europea concluyó que lo mejor era evitar el uso de símbolos nacionales para no excluir a ningún país perteneciente a la eurozona. Entonces, se decidió ilustrar el anverso de los billetes con una obra arquitectónica ficticia, una serie de puentes que representaran la evolución artística de Europa, es decir, cada uno reflejaría un estilo arquitectónico. Pero eran puentes imaginarios, no existían, hasta años más tarde.
Además, se dice que los puentes el Instituto Monetario Europeo decidió que se utilizaría la imagen de un puente como símbolo de la unión y el vínculo que existía entre los Estados Miembro de la Unión Europea en los que iba a circular esta nueva moneda a partir de 2002.
De esta forma, se lanzó un concurso para presentar propuestas de diseño para los nuevos billetes. Al final, se presentaron aproximadamente 44 propuestas, resultando ganador el austríaco Robert Kalina. El concurso especificaba que ningún elemento representado debería evidenciar a alguna nación europea, y por ello se inspiró en los distintos estilos arquitectónicos que se han venido desarrollando a lo largo de la historia. Puertas y ventanas en el anverso, y puentes en el reverso, con la intención de subrayar un pretendido espíritu colaborativo de los países europeos entre sí y con el resto del mundo.
Las épocas representadas son siete, tantos como billetes diferentes: Arquitectura clásica, románica, gótica, el Renacimiento, el Barroco, el Art Noveau y la arquitectura contemporánea
Del imaginario a la realidad
Debido a que el concurso pedía estrictamente que los diseños no reflejaran ningún tipo de referente de alguna nación, fue necesario crear puentes imaginarios, es decir eran ficticios. Así, durante muchos años, los puentes de los billetes del euro existieron solamente en el papel. Sin embargo, en el 2011, una ciudad holandesa decidió construir los puentes en la vida real, y en un solo barrio, reivindicando todos los puentes imaginarios del Euro para los Países Bajos.
Fue el diseñador Robin Stam quien sugirió la idea al ayuntamiento de Rotterdam, a quien le gustó de inmediato y comenzó con entusiasmo a apoyar el proyecto. Un barrio llamado Spijkenisse, en Rotterdam, se convirtió en el lugar elegido y en el 2015 todo quedó terminado. Cada uno de ellos fue recreado entonces del color que poseía sobre el papel.