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20 de noviembre: la revolución mexicana y el muralismo

El muralismo mexicano es uno de los movimientos artísticos más importantes de México. Pintores como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco fueron destacados representantes de este movimiento. Entre los temas principales de esta corriente se encuentran: la propaganda política, el progreso, la ciencia y tecnología. Asimismo, en estas grandes obras se observa la exaltación del pasado indígena de México

La revolución mexicana trajo consigo una época de cambio y transformación. Después de años de lucha armada, el gobierno implementó medidas para construir una nueva identidad nacional. En esa época, el arte se convirtió en una herramienta política y de unión social. Así surgió el muralismo, un movimiento que trajo consigo el éxito internacional de diferentes artistas, entre ellos Diego Rivera.

"El cargador de Flores" por Diego Rivera. Imagen de mary holman vía Flickr
“El cargador de Flores” por Diego Rivera. Imagen de mary holman vía Flickr

¿Cómo inició la revolución mexicana?

En México, el 20 de noviembre es una de las fechas más importantes. En este día se celebra el inicio de la Revolución mexicana, un conflicto armado que tuvo lugar en 1910. Todo comenzó por el descontento que provocaba el régimen de Porfirio Díaz, entonces presidente de México.

Porfirio Díaz gobernó México de manera dictatorial del año  1876 hasta 1911. Es decir, duró en el poder más de 30 años, época a la que se le denominó el porfiriato. Durante esos años, México experimentó un gran desarrollo económico y una gran estabilidad política. Sin embargo, los sectores de la sociedad menos favorecidos sufrieron mucha represión por parte del gobierno.

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Sufragio efectivo, no reelección

Así, tras años de represión contra el pueblo y beneficios para las grandes compañías, la sociedad mexicana mostró su descontento contra Porfirio Díaz. En específico, tras 35 años en el poder, Díaz declaró que iba a renunciar a la candidatura por la presidencia. Así, la oposición política comenzó agitarse en el país. Francisco I. Madero, uno de sus oponentes, inició una campaña política alrededor del país. Sin embargo, Porfirio Díaz lanzó nuevamente su candidatura por la presidencia y Madero fue encarcelado por alzarse contra la autoridad. Pero logró escapar de la prisión y huyó a Estados Unidos, desde donde lanzó el Plan de San Luis. El cual llamaba al pueblo a lanzarse contra el gobierno de Díaz. Su lema principal era “Sufragio efectivo, no reelección”, y reivindicaba derechos laborales y la repartición de tierras que buscaban grupos sociales contrarios a Díaz.

En el escrito, Madero invitaba a los mexicanos a levantarse en armas en 10 de noviembre a las 6 de la tarde. No obstante, algunos grupos fueron detenidos por posesión de armas, algunos otros fueron asesinado por alzarse contra el presidente. Durante esa época surgieron algunos lideres políticos como  Emiliano Zapata en el sur del país, Francisco “Pancho” Villa en el norte del país, así como Álvaro Obregón y Pascual Orozco. 

Después de las revueltas, Porfirio Díaz firmó su renuncia el 25 de mayo de 1911. Y esto dio paso a las nuevas elecciones en el país, de las que Francisco I Madero resultó ganador. Aunque esto parecía una victoria, no fue así. Pues, comenzaron las luchas entre los que fueran aliados al comienzo del levantamiento armado, pues cada bando se asumía como auténtico defensor de los ideales revolucionarios.

En 1913, un golpe de Estado dirigido por Victoriano Huerta llevo a Madero a renunciar a la presidencia y tres días después, fue asesinado. Después de este trágico hecho, Huerta asumió el poder.

La disputa por el poder

Tras años de disputas por el poder, se creó la constitución de 1917, un plan de reunificación de las causas revolucionaria. La nueva carta magna estableció las bases del Estado moderno mexicano.

Según algunos datos, la promulgación de la Constitución de 1917 puso fin a la Revolución Mexicana; sin embargo, la lucha se prolongó más tiempo, antes de que el país se estabilizara.

Álvaro Obregón asumió la presidencia del país en 1920 y terminó su gobierno cuatro años más tarde. Seguiido de ello, Plutarco Elías Calles fue nombrado presidente para el período de 1924 a 1928.

Álvaro Obregón. Imagen de Eduardo Francisco Vazquez vía Flickr

El muralismo y la revolución

Durante la época siguiente de los levantamientos armados, el país pasó por una etapa política, económica y social muy inestables. Por ello, durante el gobierno de Álvaro Obregón se destinaron recursos del gobierno para apoyar a las artes y la cultura. Esto con el objetivo de construir una nueva identidad nacional. Un grupo de pintores utilizó ese dinero para crear representaciones que exaltaban el pasado indígena.

En aquellos años, Gerardo Murillo, considerado el padre del muralismo, fundó el Centro Artístico en la Ciudad de México. Asimismo, durante el gobierno de Obregón, José Vasconcelos, uno de los principales intelectuales mexicanos, asumió funciones como Secretario de Educación Pública. Y fue él quien comisionó a diferentes artistas para pintar diversos murales en  las paredes de la Secretaría Nacional y la Escuela Nacional Preparatoria.

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Gracias a ello, la Escuela Muralista Mexicana comenzó a tomar relevancia a nivel nacional e internacional. De esta forma, el muralismo comenzó a plantearse como un movimiento artístico y político. El cual tenía como objetivo crear un sentimiento de unidad nacional y promover los valores del Estado moderno. Por lo tanto, también hicieron apología del conocimiento, la ciencia y la tecnología, incluidas en ello la industrialización y la máquina.

Entre los muralistas más reconocidos se encuentran: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.

El muralismo como movimiento social

 

By Jaontiveros - Own work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=33333821

Los principales temas del muralismo eran la resistencia e identidad indígena, la revolución y la lucha de las clases. Asimismo, esta corriente se nutría de los ideales socialistas de la época, mismas que plasmaban en sus obras. Sobre todo, Diego Rivera mostró su simpatía por esta postura política. De hecho, en uno de sus murales más conocidos Man at the Crossroads retrató a algunos líderes socialistas como  Friedrich Engels, Karl Marx y León Trotski.

Lo más controversial del mural fue que pintó a Lenin en el centro, sosteniendo sus manos con un ruso y un soldado americano negro, para representar la unidad de la nación. A Nelson Rockefeller, quien encargó el mural, no le gustó su propuesta y mandó destruir el mural.

El muralismo cambió en muchos la manera de pensar acerca de los indígenas mexicanos, destacando su cultura y la enseñanza de su historia, así como influyó en los artistas del momento, tanto nacionales como internacionales en escala y contenido.

Actualmente, este movimiento artístico y social sigue siendo uno de los más importantes de México. Incluso, las obras de sus grandes exponentes siguen vigentes en las mayores casas de subasta del mundo.

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