El característico estilo artístico de Fernando Botero
Cuando pensamos en Fernando Botero siempre nos vienen a la mente formas y personajes voluptuosos. Este artista colombiano creó un estilo único y característico, pero lograrlo no fue tan fácil. El inicio de su carrera tuvo poca aprobación e incluso fue expulsado de una academia por su peculiar estilo. Hoy en día es considerado el artista latinoamericano vivo más cotizado a nivel mundial. Aquí te contamos todos los detalles de su trayectoria.
Fernando Botero es un artista colombiano que alcanzó la fama mundial. Su formas y figuras han tenido tanto impacto que su estilo fue bautizado como boterismo. El cual evoca imágenes de personas y objetos voluptuosos y voluminosos. Para Botero, alcanzar la fama no fue tan fácil, pues su controvertido estilo rompía con la tradición artística de su época. Al inicio, sus pinturas y esculturas eran poco conocidas y rechazadas por la academia. Pero con el tiempo integró diferentes corrientes a su obra y comenzó a destacar. A la edad de 24 años recibió el Primer Premio de Pintura en el prestigioso Salón Nacional de Artistas en 1958.
La vida de Fernando Botero
Fernando Botero nació en 1932 y es originario de Medellín Colombia. A partir de 1938 realizó estudios de primaria en el Ateneo Antioqueño y el bachillerato en la Bolivariana. Durante un par de años asistió a la escuela de tauromaquia en la plaza de La Macarena de Medellín. Sin embargo, durante esa época, aquella disciplina no llamó su atención y comenzó a sentirse interesado por la pintura. Y sus primeras obras acuarelas eran sobre toros y toreros.
Así, durante periodos de tiempo un poco cortos estudió en la Academia de San Fernando en Madrid y en la de San Marcos en Florencia, pero su formación artística fue más autodidacta. Con tan sólo 16 años, su debut artístico lo realizó en un periódico local, en donde colaboró con diversas ilustraciones. Dicho trabajo le ayudaba a costear su educación. Desafortunadamente, Botero fue expulsado del Colegio Bolivariana porque consideraron que sus dibujos eran obscenos. Esto lo obligó a terminar sus estudios de secundaria en el Liceo de la Universidad de Antioquía.
A los 19 años viajó a Bogotá, donde presentó su primera exposición individual de acuarelas, gouaches, tintas y óleos en la Galería Leo Matiz, y con lo recaudado vivió algún tiempo en Tolú. Después de ello, creó su famosa obra “Frente al mar” con el que obtuvo el segundo premio de pintura en el IX Salón Anual de Artistas Colombianos. Con el dinero que recibió en dicho concurso, el artista se aventuró en un viaje hacia Europa. Una vez ahí, se matriculó en la Academia de Arte de San Fernando en Madrid.
Su obra comienza a ganar fama
En 1953, Botero viajó a Florencia, en donde se adentró en el estilo artístico Italiano. Sobre todo se vio influenciado por Piero della Francesca y Tiziano. Tiempo después decidió volver a Colombia, en donde decidió realizar una exposición que claramente mostraba su influencia italiana. Sin embargo, sus obras no fueron bien recibidas, pues en esa época el ambiente artístico colombiano estaba bajo el influjo de la vanguardia gala.
Botero en México
En 1956 viajó a la Ciudad de México con su esposa Gloria Zea. Ahí se encontró con el movimiento artístico del muralismo mexicano. Sobre todo, se interesó por el uso exagerado del color del artista Rufino Tamayo. Con el tiempo, se alejó del muralismo y retomó sus influencias italianas. Y fue en la Ciudad de México en donde comenzó a crear a seres y figuras voluminosas. Según algunas versiones, mientras vivía en aquella capital, Botero pintó una mandolina con un agujero de sonido inusualmente pequeño, lo que permitió que el instrumento adquiriera repentinamente proporciones exageradas. Desde entonces, su obra giró entorno al juego del volumen.
A partir de esta indagación Botero descubrió un lenguaje propio que primero se evidenciaba en objetos de sus naturalezas muertas. Posteriormente, comenzó a crear en personajes humanos que interactuaban con sus objetos, lo que lo llevó a exponer en Nueva York.
En 1958 volvió a Colombia y fue nombrado docente de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia y desde entonces su obra comenzó a destacar. En 1962 fue organizada en EE.UU. una nueva muestra en el Milwaukee Art Center y recibió críticas ampliamente positivas. Es así como Botero empezó un período de muestras y exposiciones entre Europa, los Estados Unidos y Colombia. En 1969 expuso en París; fue a partir de ese momento que Botero empezó un peregrinaje por todo el mundo en busca de inspiración.
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La polémica alrededor de su obra
Las creaciones de Botero han sido muy controvertidas desde el inicio de su carrera. Pero uno de los capítulos más polémicos de su carrera tiene que ver con su obra La Camera degli sposi . Obra con la que obtuvo el primer premio en el X Salón de artistas colombianos.
Para muchos historiadores, dicha obra es una de las más importantes del arte colombiano por ser un punto de la consolidación del lenguaje pictórico de Botero, así como por abrir las puertas a la nueva figuración que después experimentarían otros pintores jóvenes. No obstante, antes de ganar el reconocimiento en el salón de artistas, la pintura fue retirada porque despertaba una tremenda duda en el público y en los jurados que inicialmente la concibieron como una caricatura de La Cámara de los Esposos.
Incluso una famosa crítica de arte tuvo que intervenir para explicar que los artistas hacían recreaciones artísticas en las cuales aludían o hacían homenajes a otras obras. Además afirmó que el lenguaje “feísta” usado por Botero era una pintura de gran calidad y poder visual. Al final, la obra fue colocada nuevamente y así ganó la premiación.
¿Volumen o gordura?
Aunque Botero se alejó por un tiempo de las figuras voluptuosas, pronto regresó al estilo que lo caracteriza. Este autor ha logrado realizar estudios sobre el volumen y los ha transmitido a través de sus obras. Su estilo se caracteriza por una volumetría exaltada que impregna a las creaciones de un carácter tridimensional, así como de fuerza, exuberancia y sensualidad.
Al manipular el espacio y la perspectiva, llama la atención sobre la monumentalidad de sus figuras , mostrándolas en espacios que parecen demasiado pequeños para contenerlas. Por ello, popularmente, se piensa que Botero pinta a personajes gordos. No obstante, el artista ha expresado en diversas ocasiones que esto no es así. 1Según Botero, lo que pinta es el “volumen” y la “sensualidad de la forma”. Ha explorado el volumen y la sensualidad de la forma en temas tan diversos como el circo, reinterpretaciones de viejos maestros , desnudos, escenas callejeras latinoamericanas , vida doméstica., burdeles y retratos de personajes políticos.