La Casa Azul: el museo que abre las puerta a la vida de Frida Kahlo
La Casa Azul es uno de los museos favoritos en la Ciudad de México. Este hermoso lugar te transporta a otra época y te muestra cómo vivía una de las artistas mexicanas más importantes: Frida Kahlo. Aquí te contamos lo mejor de este recinto.
Esta bella construcción fue el hogar de Frida Kahlo y su familia durante muchos años y tiempo después se convirtió en la morada de Frida y Diego Rivera. Incluso,
este lugar también fue donde se dieron cita grandes personalidades que convivieron como León Trotsky, Henry Moore, Remedios Varo y André Bretón. Hoy en día, La actual casa-museo cuenta con un sin fin de obras y artículos personales de los pintores. Incluso alberga una gran recopilación de piezas prehispánicas, fotografías, y documentos que estuvieron catalogándose por años.
Sobre la casa
La casa Azul fue construida en 1904 por el padre de Frida, Wilhelm o Guillermo Kahlo y fue diseñada bajo los estándares de aquella época. Contaba con un patio central y con los cuartos rodeándolo, el exterior era totalmente afrancesado. Se ubica en la esquina de la calle de Londres y Allende en Coyoacán. La construcción se asienta sobre un terreno de 1200 m2, que incluyen la casa de la familia y los patios de descanso. La fachada es de estilo afrancesado, típico de la esos años. El diseño popular-mexicana vino años más tarde, cuando Diego y Frida vivieron ahí.
Debido a una serie de problemas de salud, Kahlo pasó una gran parte de su infancia y juventud confinada en La Casa Azul. A la edad de seis años, contrajo polio y pasó nueve meses en cama. En 1931, Kahlo se salió de casa y se casó con Diego Rivera. Sin embargo, volvió a la residencia familiar después de su divorcio 8 años después. Kahlo creó algunas de sus pinturas más famosas tras volver a esa casa, como las Las dos Fridas y Autorretrato con collar de espinas y colibrí. Al año siguiente, Kahlo y Rivera se reconciliaron y volvieron a casarse. Antes de la muerte de su padre, se mudaron a La Casa Azul y la redecoraron.
En 1937, la pareja de artistas adquirió lo que hoy conocemos como el jardín central. En 1946, Diego Rivera decidió construir un estudio para Frida, que le encargó a Juan O’Gorman, un destacado arquitecto mexicano. Con el paso de los años, los pintores comenzaron a decorarla con un estilo tradicional mexicano. Llenaron el patio de estatuas prehispánicas, construyeron un estudio en el piso superior, y cubrieron su fachada con pintura azul cobalto.
De casa a museo
En 1955, un año después de la muerte de Frida Kahlo, la Casa Azul fue donada por Diego Rivera para convertirla en museo, abriendo sus puertas en 1958. El proyecto se le encargó al museógrafo y poeta, Carlos Pellicer, el que logró mantener una atmósfera como si la artista siguiera viviendo en ella. Hoy en día el museo Frida Kahlo cuenta con 10 salas de exposiciones, de las que 5 son permanentes y las otras 5 son temporales. También podrás acceder al comedor, la cocina, la recámara de Diego Rivera, el estudio y la recámara de Frida.
De esta forma, podemos encontrar diferentes objetos muy personales, desde muebles, manteles, vajillas y trastes de cocina, de muy diversos materiales: barro, vidrio soplado, madera, cerámica, etc. y todo ello se mantiene en cada rincón del inmueble. Así también, se observan pinturas de ambos artistas, notables obras de arte popular, esculturas precolombinas, fotografías, documentos, libros y mobiliario. El hermoso jardín es parte esencial de la Casa Azul; al cruzarlo, se accede a la exposición de Los Vestidos de Frida.
Las habitaciones
Sin duda alguna, uno de los grandes atractivos es la habitación de la artista. De hecho, aunque las habitaciones de la familia han sufrido unas modificaciones para mostrar la obra de la pintora Frida Kahlo, su recámara y el estudio-taller se conservan casi intactos. La cama con dosel fue modificada por su madre cuando Frida sufrió un grave accidente que la dejó en cama por varios meses.
Así también, su madre mandó instalar un gran espejo sobre la cama, ya que no podía moverse a ningún lado, de este modo inició a pintar autorretratos. La cama se conserva y es una de las piezas que más conmueven en el trayecto dentro de la casa museo.
Ahora ya lo sabes, si eres un (a) fanático (a) de Frida Kahlo, tienes que visitar este museo, el cual te adentrará en el hermoso universo de una de las artistas más importantes de Latinoamérica.