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Francisco Toledo el defensor de Oaxaca y del arte prehispanico.

Francisco Toledo es reconocido a nivel mundial y es considerado el artista mexicano vivo más importante del país. Este artista ha viajado por muchos lugares del mundo, sin embargo, nunca ha dejado de preocuparse por mejorar las condiciones sociales, culturales, económicas y ambientales de su país. 

Este reconocido artista fundó  la organización el Patronato para la Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural de Oaxaca, A.C (Pro-Oax), la cual tiene como objetivos: recuperar espacios históricos, el cuidado del agua, defender las tradiciones y la revalorización gastronomía tradicional oaxaqueña frente a la creciente ola de empresas trasnacionales que han llegado a la Ciudad. De hecho, una de las acciones políticas de Pro-Oax es repartir gratuitamente tamales, tortillas hechas con maíz criollo y diversos platillos locales frente a empresas de comida rápida.
Comida de Oaxaca. Cortesía de Rebeca Cruz vía Pixabay
Comida de Oaxaca. Cortesía de Rebeca Cruz vía Pixabay
Toledo es considerado filántropo, activista y promotor cultural en Oaxaca, pues ha promovido diversos sociales y culturales, entre ellos, la creación del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO),el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo y el Museo de los Pintores, restauró el monasterio agustino que ahora funciona como Centro Cultural y abrió una biblioteca de arte.
Además, fuera de la ciudad de Oaxaca, en Etla, creó un Taller de Papel de materiales orgánicos. Este taller ofrece empleo a la población de dicho municipio. En esa misma región ha promovido el rescate de una factoría de hilados y también abrió un cineclub gratuito.
Incluso ha combinado su activismo político con la belleza de sus obras de arte. En el 2003, este artista exhibió la obra “Matando la muerte”, una colección de grabados de cañones que disparaban a algunos esqueletos. Esta obra pretendía denunciar la deforestación y la destrucción de la naturaleza.En ese mismo año recibió la medalla Federico Sescosse, la cual es otorgada por la UNESCO a los y las defensoras del patrimonio cultural.
Otra de las grandes luchas de este artista es contra el maíz transgénico, por ello ha participado y organizado diversas intervenciones para denunciar los riesgos de implementar este tipo de cultivos en el país. Incluso, algunas de sus exhibiciones artísticas fueron creadas con ese fin, entre ellas “maíz nativo vs maíz transgénico” en 2013 y “El maíz de nuestro sustento” en 2015.
En 2014 realizó una intervención artística para exigir justicia por los 43 estudiantes desaparecidos de Iguala, Guerrero, volando papalotes con el rostro de los estudiantes. 
Francisco Toledo nació en Ciudad de México, sin embargo, nunca sintió un arraigo hacia esta Ciudad, más bien sentía un inmenso cariño por Ciudad Ixtepec, en donde vivían sus tías. Sin embargo, el lugar más emblemático para el artista es Juchitán Oaxaca, por su riqueza cultural zapoteca.
Desde muy pequeño demostró un gran interés y habilidad en el arte. Su padre lo animó a mejorar su ingenio y le permitió pintar las paredes de su casa. Tiempo después se mudó a la capital oaxaqueña en donde estudió la secundaria y grabado con Arturo García Bustos y Rina Lazo. Años más tarde se mudó a la Ciudad de México e ingresó a la Escuela de Diseños y Artesanías. Tanto fue su talento que a la edad de 19 años expuso sus obras en México y en Texas
Ciudad de Oaxaca
En 1960 tuvo la oportunidad de estudiar en París, gracias a una beca, y ahí trabajó en el taller de grabado de Stanley Hayter, en donde coincidió con Rufino Tamayo. Tres años después realizó una muestra de su arte en la ciudad parisina y más tarde expuso en Toulouse y Londres.
Cuando Toledo regresó a México ya contaba con nuevas técnicas artísticas aprendidas en Europa, las cuales combinó con las técnicas utilizadas en los códices antiguos que contenían los símbolos prehispánicos. Cargado de gran experiencia y combinando los elementos tradicionales logró que sus obras llegaran a Japón, algunos países europeos, Canadá, Estados Unidos, entre otros, pero nunca dejó de llevar su trabajo artístico a Oaxaca. 
Aunque Toledo trabaja con diversas técnicas como fresco, acuarela, gouache; cerámica, tapiz, modelado, son fáciles de reconocer, pues en ellas se puede observar una gran técnica que se mezcla con el misticismo de las leyendas populares. El artista retrata su amor por la naturaleza, especialmente por los animales, pero no son animales cualquiera, se trata de animales que pocos caracterizarían como bellos: murciélagos, sapos, insectos, iguanas, lagartos, coyotes, entre otros, a los cuales dota de un nuevo significado y estética con colores vistosos y texturas diversas, como si sus obras se trataran de un mito o leyenda de su país. 


A la hora de esculpir, el artista busca crear metáforas y alegorías con la el material utilizado, le gusta hacer de sus esculturas una mezcla entre lo real y lo ficticio, dando como resultado figuras antropomórficas. 
Una de las más grandes influencias de este artista fue su abuelo, quien le mostró la importancia de la naturaleza y la cultura tradicional. Su abuelo también nutrió la imaginación de Toledo con todas las leyendas populares, en donde animales y seres mitológicos eran, la mayoría de las veces, los protagonistas de las historias. Tal vez, esas historias le permitieron concretar un trabajo tan mítico que recupera sentido sagrado de la vida.
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