Amparo Dávila, entre la magia, la fantasía y el terror
Amparo Dávila, una de las cuentistas mexicanas más importantes de México falleció hoy a la edad de 92 años. Amparo destacó como una de las escritoras de suspenso y terror más geniales de su época y figuró como una de las cuentistas más extrañas, originales e interesantes de la literatura mexicana del siglo XX.
Los primeros acercamientos con la muerte y el misterio
La escritora nació el 21 de Febrero de 1928 en un Pinos Altos, un pueblo minero ubicado Zacatecas y muy cerca de la frontera con San Luis Potosí. Desde pequeña Amparo tuvo experiencias muy cercanas con la muerte. En primer lugar porque en su pueblo natal se encontraba el único cementerio cercano a otros poblados y creció mirando las caravanas fúnebres que iban hasta Pinos para enterrar a sus difuntos.
“a Pinos iban a enterrar a los muertos. Yo los veía tirados en el piso de una carreta, atravesados sobre el lomo de una mula y a veces con una rústica caja”
Además, para la autora la muerte era un tema muy presente en su familia, pues sus tres hermanos murieron muy pequeños, el primero al nacer, el siguiente de meningitis y el último murió durante su infancia. Este acercamiento con la muerte influenció mucho el estilo narrativo que caracterizó a la escritora.
Otro de los elementos que más contribuyó a formar su estilo literario fue su hogar. Según contaba la autora, era una casa enorme y obscura y muchas veces creyó haber visto fantasmas. Durante un homenaje en Bellas Artes dedicado a la escritora, ésta relato que ella podía escuchar los pasos de un señor feudal que en otra época vivió ahí. Además contó que podía verlo deambular por su casa, lo cual le causaba un terror grandísimo y lo único que lo mitigaba eran sus perros y gatos.
Aunque Amparo sólo vivió hasta los 7 años en aquel pueblo lúgubre, su vida quedó marcada por aquellas experiencias.
Nace la escritora
Cuando Amparo cumplió siete años se trasladó a San Luis Potosí para estudiar la primaria y secundaria en una escuela religiosa. Bajo esa influencia la autora escribió sus primeros salmos, pequeños poemas paraleísticos. Algunos de ellos fueron publicados en una revista fundada por Antonio Peñalosa, y recibieron muy buenas críticas. Esto animó a la autora a continuar escribiendo, así surgió su primer libro “Salmos bajo la lluvia” publicado en 1950.
El libro también fue bien recibido y esto alentó a Amparo a seguir su formación académica. Sin embargo, esto no fue fácil, pues su padre no estaba de acuerdo con que una mujer estudiara la universidad. De esa experiencia surgió, más tarde, su primer libro de cuentos “Tiempo destrozado” (1959), el cual dedicó a su padre.
Por el contrario, su madre decidió acompañarla en su viaje a la Ciudad de México, ahí trabajó como secretaria de Alfonso Reyes. En 1964, publicó su libro Música concreta y en 1966 consiguió una beca del Centro Mexicano de Escritores para continuar con su carrera.
El reconocimiento a su obra
Aunque Dávila es considerada una de las mejores cuentistas mexicanas, su obra no ha sido ampliamente difundida en el país. De hecho, su obra ha tenido más eco en el extranjero, donde ha aparecido en aproximadamente cincuenta antologías en idiomas como el francés, el alemán, el italiano y el inglés.
Entre los reconocimiento que se le han otorgado se encuentra el premio Xavier Villaurrutia en 1977 por su libro “Árboles petrificados”. Este premio se otorga cada año al mejor libro editado de México.
En el 2008 se llevó a cabo un homenaje a la autora en uno de los recintos artísticos más importantes del país: el palacio de Bellas Artes. Un años después, el Fondo de Cultura Económica publicó sus Cuentos reunidos. Unos años más tarde, fue condecorada con la medalla Bellas Artes en el 2015. Además, en el 2018, el INBA llevó a cabo diversas actividades para abordar su figura como una influencia en las nuevas generaciones.
Muere en primavera
La obra de Amparo Dávila siempre estuvo rodeada de una atmósfera misteriosa y obscura, irónicamente uno de sus deseos era no morir en primavera. Al menos así lo declaró en su obra inédita Semblanza sobre mi muerte:
Quiero irme un día soleado de una primavera reverdecida llena de brotes y de pájaros y de flores, para buscar mi jardín del Edén…