Estudiante se come obra de arte de Maurizio Cattelan en el Museo de Arte Leeum en Seúl
Un estudiante de arte surcoreano se comió una banana que formaba parte de una instalación del artista italiano Maurizio Cattelan, en el Museo de Arte Leeum en Seúl, y causó un gran revuelo en el mundo del arte.
La obra, titulada "Comediante", consistía en una banana madura pegada con cinta adhesiva a una pared. Después de que Noh Huyn-soo se comiera la fruta y pegara su cáscara a la pared, el museo reemplazó la banana en el mismo sitio.
El incidente ha generado debates sobre el valor del arte contemporáneo y las líneas borrosas entre la obra de arte y el objeto cotidiano. Algunos ven la acción del estudiante como un desafío a la autoridad del arte, mientras que otros argumentan que la banana era solo una provocación sin significado real.
Además, la obra de Cattelan en sí misma ha sido objeto de controversia y cuestionamientos sobre su valor. En una subasta en 2019, otra obra de Cattelan, una escultura de un plátano pegado a la pared con cinta adhesiva, se vendió por $120,000 dólares.
Este incidente también plantea preguntas sobre la seguridad y supervisión en los museos, y si los visitantes deben ser capaces de interactuar físicamente con las obras de arte.
Artistas latinoamericanos y la polémica en torno a sus instalaciones
En cualquier caso, el incidente ha puesto en el ojo público la obra de Cattelan y ha generado discusiones sobre el papel del arte contemporáneo en la sociedad y su valor en el mercado del arte. No es la primera vez que una obra de arte contemporánea causa controversia en el mundo del arte. En Latinoamérica, varios artistas han enfrentado críticas similares por sus instalaciones.
Por ejemplo, la artista colombiana Doris Salcedo recibió críticas por su instalación "Shibboleth" en la Tate Modern de Londres, que consistía en una enorme grieta en el suelo del museo que se extendía a lo largo de la sala. Al igual que en el caso de Cattelan, algunos críticos argumentaron que la obra era simple y carente de sentido.
Otro artista latinoamericano que ha enfrentado críticas similares es el mexicano Gabriel Orozco, cuya instalación "La DS" en el MoMA de Nueva York consistía en una Citroën DS recortada y colocada en el centro de la sala de exposiciones. Algunos críticos argumentaron que la obra era pretenciosa y que carecía de significado.
Sin embargo, otros argumentan que estas obras desafían las expectativas del arte tradicional y fomentan el debate y la reflexión en torno a lo que se considera arte y cómo se valora en la sociedad actual.